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jueves, 7 de septiembre de 2017

Cuando vuelves a los lugares en dónde aprendiste a amar

Pasa el tiempo mas rápido de lo que nos damos cuenta,
y cuando vuelves a los lugares en dónde aprendiste a amar,
ya nada es como en aquellos tiempos.

No están las mismas personas,
no están las mismas casas,
no están los mismos lugares.

Durante el tiempo ausente,
las personas murieron,
las personas cambiaron,
las personas se han ido.

Parece ser que todo tu pasado es mejor sin ti,
parece ser que le ha ido mejor después de ti,
parece ser que aprendió de ti y se supero para el deleite de otros,
parece ser que yo también cambie.

Salí de aquí siendo admirada,
salí de aquí con sueños en mi maleta,
salí de aquí con lagrimas de mi hermana,
salí de aquí con la tranquilidad de mi madre,
salí de aquí con una bendición en mi espalda.

Y ahora...?
Ahora vuelvo sin nada,
ahora vuelvo para esconderme,
ahora vuelvo con un corazón vuelto mierda,
ahora vuelvo pensando a veces que no se en dónde estoy.

Vuelvo sin saber que decir,
vuelvo sin querer decir nada,
vuelvo sin querer preguntas,
vuelvo siendo una extraña,
vuelvo sintiéndome miserable.

Los hombre que amé  son amados por buenas mujeres,
mejores mujeres, merecidas mujeres.
Parece ser que después de mi todo germina,
como si yo hubiese sido el frió y oscuro invierno de sus vidas, con todo y su encanto.

La gente se casa, obtienen títulos universitarios,
compran carro, obtienen casas,
tienen hijos, parecen felices.

Y pienso que será de mi vida?,
terminaré amargada en casa de mi madre atendiendo a un papa machista?
terminaré siendo la tía soltero-na que alguna vez pensé que seria mi hermana mayor?
habrá un hombre loco que quiera vivir con esta mujer infame?

Todo hombre quiere casarse con una buena mujer,
y quizá nací en una cultura, en donde una buena mujer
es la que 24 horas atiende su hogar, a sus hijos y a su marido
después de llegar de trabajar 8 horas,
una mujer incansable,
una mujer abnegada,
noble, que nunca reniegan, que nada le molesta,
que todo lo acepta, que se preocupan por la apariencia de su marido,
que al llegar a casa corre a servir la comida, a quitarle los zapatos y las medias
para que coman cómodos y  vean las noticias o un canal deportivo.
A lo mejor por eso los viejos norteamericanos vienen a buscar esposas colombianas.

Siendo así soy una mala mujer,
no apta para ningún hombre.
Y pienso que suerte  los hombres de mi pasado!
Peor aun es que aquellas amigas que compartían mi estilo de vida,
han terminado absorbidas por la cultura, convirtiéndose en esas buenas mujeres.

Pero también pasa el tiempo,
y si!  mas rápido de lo que nos damos cuenta!
y veo madres abnegadas con maridos de cartón,
madres entregadas a sus hijos, con un marido proveedor y ausente.

Veo esposas entregadas a su profesión, pero madres invisibles,
veo madres, madres de hijos ajenos,
veo mujeres exitosas en sus trabajos, pero solas;
veo antiguos hombres enérgicos, viejos y enfermos,
veo que se me va la vida y no he hecho nada.

Cuando vuelves a los lugares en donde aprendiste a amar,
ya nada es como en aquellos tiempos,
no están las viejas canciones de rock en español en los parques,
no están los chicos saltando en patines los tubos,
no están quienes jugaban voleibol en la cancha hasta tarde,
no están los chicos de pelo largo,
no están los de ojos rojos, pero buenos.

Y... probablemente yo estoy expectante,
...o a lo mejor tampoco esté.


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