Era inalcanzable para ti, una simple fantasía, una compañía pasajera en tu soledad de casa.
Pero no si el destino, no si si crea en él, o la vida, o el universo, me impulsaron a pedirte más que tus halagadoras palabras, ese día cambió todo para los dos.
Empecé a sentirte más cercano, poco a poco más tuya, poco a poco más mio.
Te empeñaste en conquistarme, decidiste lanzarte sin esperar nada, sin saber como resultaría todo, arriesgaste todo por lo incierto.
Y cada día tus mensajes, tus declaraciones de querer tener algo conmigo me iban convenciendo.
No creía de a mucho al inicio, lo confieso, te lo dije, tenia miedo también es cierto, ya no creía de a mucho en un amor así.
Pero no se como lo hiciste, te ganaste mi corazón, mi confianza a pesar de que mis experiencias pasadas me hacían desconfiar en ocasiones.
Te vi sincero, no podía negarme la oportunidad de creer que se puede y que tu lo creías posible, aunque a veces no te lo creías.
Decidimos vernos, vernos de verdad, fui muy loca en ir, pero tenia miedo es cierto, los nervios a flor de piel, el corazón a millón, y nuestro primer encuentro fue tal como tantas veces lo imaginé.
Te vi, me sentí extraña y nerviosa, saltaste la cinta que separaba a los pasajeros que llegaban y corriste a abrazarme, al principio no podía mirarte a los ojos de pena, quizá esta enrojecida, solo quería abrazarte, y besarte, y ver tu rostro y decirte que te amaba.
Nos olvidamos de nuestro alrededor, no se cuanta gente estaba allí, ni cuantas nos miraban, ni cuantas nos ignoraban, para mi solo eramos tu y yo.
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